Es casi imposible que tus herramientas luzcan intactas después de años de uso. En mi caso, si olvidara de repente todo el tiempo que he pasado con ellas, sería incapaz de reconocerlas.
Por lo general, los metales suelen ser muy susceptibles al óxido. El proceso de oxidación inicia incluso sin necesidad de que expongas tus herramientas al agua, pues la humedad del ambiente, por si sola, también puede acelerar el deterioro.
Si el tiempo pasa y sigues viendo como tus utensilios y herramientas se oxidan, es un buen momento para que dejes de pensar en lo complicado que puede ser deshacerte del óxido.
Con estos métodos no solo lograrás recuperar la apariencia de fábrica de tus objetos de metal, sino que además disfrutarás de herramientas más seguras y prácticas para cualquier trabajo.
Cómo quitar el óxido del metal con vinagre
- En un envase con vinagre, sumerge el metal oxidado hasta que quede cubierto en su totalidad. Si se trata de una pieza muy grande, aplica el vinagre sobre las zonas afectadas.
- Luego de dejar actuar el vinagre por 12 horas, comienza a cepillar la pieza sin enjuagar para remover el óxido. Si te encuentras con partes donde el óxido es muy resistente, aplica más vinagre y deja actuar por 3 horas.
- Por último, cuando ya no queden restos de óxido adheridos a la pieza, enjuágala con agua corriente y sécala muy bien.
Cómo quitar el óxido del metal con limón y sal
- En la pieza oxidada que desees limpiar, aplica una generosa cantidad de sal. A continuación, agrega el jugo de uno o varios limones y mezcla hasta conseguir una pasta. Déjala actuar sobre el óxido por 6 horas.
- Luego de transcurrido el tiempo, agrega un poco más de jugo de limón y comienza a frotar la pieza con el lado interno de la cáscara de la fruta. Ten cuidado de no lastimarte las manos.
- Cuando hayas removido todos los restos de óxido, enjuaga la pieza con agua corriente y sécala muy bien.
Cómo quitar el óxido del metal con bicarbonato
- En un recipiente pequeño agrega bicarbonato y agua, luego mézclalo hasta conseguir una pasta espesa.
- Aplica la pasta de bicarbonato sobre el metal oxidado.
- Con la ayuda de un cepillo, frota la mezcla de bicarbonato contra el óxido para facilitar su adhesión a la superficie. A continuación, aplica un poco más de la pasta y deja reposar, sin frotar, por al menos 8 horas.
- Luego de transcurrido el tiempo, remoja la pieza oxidada, sin remover por completo la pasta de bicarbonato, y continúa frotando. En esta oportunidad el óxido comenzará a despegarse.
- Cuando termines con el procedimiento, enjuaga la pieza con agua corriente y sécala muy bien.
Este método puede ser muy útil en piezas pequeñas. Si deseas aplicarlo en superficies de mayor tamaño, puedes añadir limón o vinagre para agilizar el proceso.
A través de este artículo te he enseñado tres métodos esenciales para remover el óxido de tus objetos de metal.
Si decides comprobar por tu cuenta lo fácil que es, estoy seguro de que te sorprenderás. Además de ser muy económico, te permitirá restaurar de forma satisfactoria todas aquellas herramientas que pensabas desechar.